01 agosto, 2007

II.- Los músculos, esos grandes (o pequeños) desconocidos.


Los músculos son el motor del cuerpo, hasta ahí bien.
El asunto funciona porque el cerebro manda una orden al músculo, y éste se contrae o se relaja. La natación es un deporte con movimientos complejos, que el cerebro se encarga de dirigir, es decir, que de alguna manera, es tan cerebral como el ajedrez.
Los músculos están compuestos por fibras musculares, que son células muy largas con el poder de acortarse o alargarse.
Hay dos tipos fundamentales de fibras. Unas son las llamadas fibras rojas o de contracción lenta: Son poco potentes, pero tienen una gran resistencia a la fatiga y consumen poca energía de una forma muy eficiente (aeróbica). Otras fibras son las llamadas blancas o de contracción rápida: Son mucho más fuertes que las lentas, pero consumen energía a lo bestia, y además de forma poco eficiente (anaeróbica). En automovilismo, sería como comparar un motor TDI con el de un Fórmula 1.
Con el entrenamiento, se puede mejorar el rendimiento energético de las fibras rápidas y ganar fuerza en las lentas, pero nunca una fibra lenta será mas fuerte que una rápida ni tendrá más resistencia una rápida que una lenta.
Cada persona tiene una proporción diferente de fibras lentas y rápidas, y esto es para toda la vida, de ahí que haya nadadores con facilidad para el fondo y otros para la velocidad.
El quid de la cuestión, es que hay que entrenar los dos tipos de fibras. Esto a veces es complicado. Como norma general, para entrenar las fibras lentas, hay que nadar despacio, porque si se va demasiado rápido, se empiezan a usar las rápidas y nos cansaremos, con lo cual no se puede prolongar lo suficiente el tiempo de entrenamiento. Para entrenar las fibras rápidas hay que nadar rápido, porque si vamos despacio, no vamos a trabajar lo suficiente con ellas.

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