Aprovechando un momento de tranquilidad en casa (gracias a San Walt Disney) y aún convaleciente de mi gripe, probablemente porcina o de caballo en su defecto, voy a escribir algo sobre el Campeonato de España celebrado en Castellón.
Mi llegada a Castellón fue gloriosa. Según caminaba de la estación de tren al hotel (¿50 m?), me entró una tiritona tremenda. Pensé que vaya frío hacía en Castellón, pero la gente a mi alrededor iba con un jersey, y pronto me di cuenta de que tenía fiebre, y supe que iba a ser un campeonato complicado.
Tras una noche de tiritonas, sudores e ibuprofenos, me presenté en la piscina.
La instalación es buena, con vestuarios suficientes y gradas generosas. Lástima que pusieran las placas del crono en el puente móvil (que no resbalaba) y dejaran descubierta una pared hecha de algún material que desafiaba las leyes de la física y tenía rozamiento cero. Aparte de los míos, vi bastantes patinazos. Primer punto mejorable.
Otra cosa esperpéntica fue el tema de los bañadores. Se podían usar, pero los récords no valían, con lo cual había gente derrotada que batía un récord y otras veces se hacían tiempos mucho mejores que el récord nacional de la prueba, que caerán en el olvido. Pienso que hubiera sido mejor prohibirlos ya para todos y evitar el caos, aunque reconozco que yo que no iba a batir ningún récord (salvo el de temperatura) usé para casi todo mi blueseventy y repartí mis otros bañadores “ilegales” para que los usara el que quisiera. A todo esto, como curiosidad yo subí sólo 10 centésimas en un 50 con bañador normal (y pelos) respecto al blueseventy. Si lo llego a saber antes, me ahorro el dinero, porque al menos en estado gripal, la diferencia no me parece significativa.
Como novedad, las series de las pruebas de 50 y 100 eran por categorías, y eso tiene su punto negativo (echo de menos a los clásicos compañeros de cámara de salida de tantos campeonatos) y su punto positivo (he conocido a gente nueva, y eso siempre está bien). Mi opinión es neutral en este aspecto.
Quitando los dos detalles mencionados, por lo demás fue divertido y ameno, y siempre es muy agradable encontrarse con los conocidos de otros lugares y las tertulias lúdico-deportivas, en las que siempre se aprende algo o al menos pasas un buen rato. No debo olvidar el emotivo homenaje a los caídos en combate, con Bernarda a la cabeza, personaje entrañable donde los haya.
Muy bueno también el ambiente en las filas del Canal, aunque echamos de menos a nuestros mejores showmen, que están de lustro sabático. Espero que los nuevos fichajes disfrutaran.
La clasificación por equipos como siempre me parece injusta, porque a mi entender se debería hacer por medallero y no que puntúe hasta el 16º de cada categoría. En otros países he visto que los puntos van en función de la marca, no del puesto, lo cual sería una posible solución a este asunto. Con el método actual, los clubes pequeños nos vemos perjudicados (si lee esto alguien de la RFEN, que tome nota).
En lo estrictamente personal, decir que un 100 libres con gripe es una experiencia curiosa. Hay gente que se flagela en Semana Santa, y otros hacemos esto. Aparte de la debilidad y la sensación de frío constante, el final de la prueba con una garganta inflamada y llena de mocos por la que sólo pasa un hilito de aire es terrorífico. En el 200 mi único objetivo fue evitar la multa por no comparecencia y sobrevivir un día más.
Bueno, tras dos semanas de puesta a punto, difícil de programar de forma estricta, y de una de gripe (después de dos días sin ir al trabajo, que nadie le diga a mi jefe que estuve nadando en Castellón), el lunes volveré a colgar los entrenamientos ¡empieza el segundo macrociclo!. Próxima parada Badajoz.
PD ¿Reconocisteis al "sireno" de la foto?.
PPD No se aceptan devoluciones, cambios ni reclamaciones de posibles contagiados griposos.
Última semana dedicada al aeróbico. Ya sé que el sábado se compite y que no hay nada parecido a descanso, pero, no nos engañemos, no es la olimpiada lo que vamos a nadar. Aún así, si alguien quiere flojear un poco jueves y viernes, haremos como que no lo vemos.
